Cuidado con los bots y los operadores malintencionados en Internet

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Detenerse y examinar de manera consciente y deliberada lo que se encuentra en Internet puede ser una práctica útil. (Foto: 123rf)


USAR INTERNET y las redes sociales para explorar una vocación o informarse sobre la fe Católica puede ser una herramienta eficaz, pero existen algunos peligros. Es conveniente comprender dónde pueden salir mal las cosas y ser más prudentes con nuestra vida en línea, dice Dominic Sanfilippo, quien recientemente terminó una investigación de posgrado sobre los efectos de las teorías conspirativas y la polarización en las redes sociales Católicas. VISIÓN se reunió con Sanfilippo para averiguar cómo pueden utilizar los Católicos los abundantes recursos de Internet en forma positiva, evitando al mismo tiempo las formas en que ésta puede desinformarnos y dividirnos.

Antes de entrar en los peligros de los contenidos en línea relacionados con la fe, díganos lo que considera positivo.

Internet puede ser un bálsamo para muchas personas. Quienes viven en lugares aislados y remotos —o quienes se sienten desconectados por cualquier motivo— quizá nunca conozcan las numerosas comunidades religiosas que existen. Haciendo una búsqueda en línea, pueden encontrar el sitio web de VISIÓN, o recursos de los Agustinos, Marianistas o Franciscanos, por ejemplo. Puede tratarse de personas que no recibieron apoyo en su interés por la vida religiosa en sus hogares; en Internet, pueden encontrar un sitio web o un correo electrónico y ponerse en contacto. Internet permite a muchas personas encontrar gente de verdad y conectar con ellos más allá de las distancias y las barreras—y eso es maravilloso.

Disponer de abundante información con sólo pulsar unas teclas tiene un poder facilitador. Sin embargo, no voy a decir que toda esa información sea facilitadora, porque los algoritmos de los motores de búsqueda y las presiones comerciales dan prioridad a mantenerte interesado a cualquier precio. La prioridad no es ofrecerte una visión matizada de un tema determinado.

¿Qué hay de malo en confiar en las búsquedas en Internet y en las redes sociales para informarse sobre la fe y el discernimiento vocacional?

Empecemos por las barras de búsqueda, ya sea a través de motores de búsqueda o en las redes sociales. A nivel individual, una persona que se plantea la vida religiosa y busca en Internet no siempre recuerda que sus datos e intereses se recopilan y venden minuto a minuto. Digamos que estás utilizando Google para buscar "órdenes religiosas Católicas cerca de mí" o "¿Cómo ingreso en un monasterio?" Cada vez que se introducen preguntas en Google, se captan los términos de búsqueda, la ubicación, las preferencias y los hábitos digitales del usuario. Esta instantánea individualizada se vende a brokers de datos y anunciantes.

Es aterrador, pero parece inevitable en el mundo moderno. ¿Hay preocupaciones más inmediatas respecto a mezclar nuestra vida de fe y nuestra vida online?

Un peligro más inmediato es que algunos de los principales resultados de material Católico en Internet tienen un carácter decididamente polarizante y peculiar. La investigación al respecto continúa, pero una buena cantidad de datos muestra que si estás alternando entre Facebook, X (antes Twitter) o Instagram, la imagen de la experiencia Católica Estadounidense que revelan los primeros resultados a menudo no es representativa de la estupenda variedad que existe en realidad.

BUENAS PRÁCTICAS

REDUCE el ritmo al que navegas por las redes sociales y la web. Esto te ayudará a ser más consciente, analizar quién publica la información y a reflexionar sobre el motivo por el cual el sitio quiere atraer tus clics.

PRESTA ATENCIÓN. Toma nota de las fuentes que encuentres en Internet. ¿Quién patrocina una red social o un sitio web? ¿Es la persona o el grupo transparente acerca de quiénes son? ¿Utilizan un lenguaje absoluto e incendiario?

MANTENTE CONECTADO. El Catolicismo y la vida religiosa intencionalmente ponen mucho énfasis en la comunidad. Mantente en contacto con otros Católicos (y no Católicos). Comparte con ellos las ideas que obtengas en Internet.

Hay una gran cantidad de recursos. Puedo ir a la página web de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos y leer todas las encíclicas sociales de los últimos 100 años. Puedo visitar los sitios web oficiales de los Jesuitas o los Benedictinos y enterarme de los programas y servicios que ofrecen estas comunidades en mi localidad. Hay en línea una gran variedad de medios de comunicación Católicos profesionales. Estos variados recursos hablan de la vitalidad y la diferencia dentro del más importante mosaico Católico Estadounidense.

También existe un sólido compromiso Católico en espacios como X. Sin embargo, los matices y la sensibilidad no son a menudo lo que aparece cuando se escribe "Católico" en la barra de búsqueda de X. En su lugar, puedes ver contenido de cuentas que incluyen "Católico" en su nombre comercial y pretenden ser un recurso Católico objetivo sobre, por ejemplo, cuestiones doctrinales o consejos pastorales. Sin embargo, estas cuentas a menudo polarizan, atizan el miedo y desinforman. Este tipo de contenido digital y de redes sociales no representa el amplio mosaico de la vida Católica Estadounidense.

¿Pero no deberíamos esperar que haya diferentes formas de expresar la fe Católica en línea?

Por supuesto. Y eso es bueno. Siempre habrá matices diferentes dentro de nuestras expresiones de la fe. No pretendo alertar sobre las saludables tensiones y diferencias que siempre han existido en el Catolicismo. Eso forma parte de estar en comunión unos con otros.

Lo que quiero decir es que, últimamente, los hilos algorítmicos de la web han tendido a la conspiración y a menudo impulsan contenidos militantes y misóginos. Hay capas de antisemitismo, racismo y homofobia virulenta envueltas en muchos mensajes estéticamente Católicos. Por ejemplo, puedes encontrar una cuenta popular en #Catholic X comentando una noticia reciente. A los tres clics, se pueden encontrar cuentas que defienden ideas horribles claramente alejadas de la principal corriente religiosa y cívica.

Mientras tanto, la gente navega por Internet sin cesar. Los estudios demuestran que personas de varias generaciones consumen, consciente o inconscientemente, el tipo de contenido que acabo de describir. Eso ayuda a alejar la riqueza y la capacidad de relación del centro de la experiencia Católica, sustituyéndola por discursos conspirativos. Estos individuos y grupos marginales tienen una presencia desmesurada en las redes sociales porque su contenido consigue clics—y la atención vende.

¿Cómo se han creado estas distorsiones?

Los bots, o programas informáticos automatizados, pueden ser creados por personas reales para instalar cuentas dirigidas por software. La investigación sobre la actividad de los bots en la vida Católica está en curso, pero parece seguro decir que ciertos actores buscan manipular la opinión pública Católica para dañar la unidad, polarizar las relaciones y difundir desinformación y desconfianza.

Este tipo de cuentas opacas pueden tener nombres como "ChristSaveUs21589" o "ChristianKnight92497", por citar algunos nombres ficticios. (Imagina una frase religiosa codificada, seguida de cinco o seis números.) Pueden contener imágenes católicas: San Miguel, María llorando, el Sagrado Corazón de Jesús. Comentarán rápidamente noticias de última hora o intensos espacios de debate, discursos encendidos y hablarán en términos apocalípticos. Se pueden crear "granjas de bots" para difundir masivamente este tipo de contenido incendiario. A pesar de las afirmaciones de los líderes de empresas sobre la represión de los bots en plataformas como X, varios análisis académicos recientes del otoño de 2023 sugieren que la actividad de los bots sigue siendo alta.

El documento del Vaticano Towards Full Presence: A Pastoral Reflection on Engagement with Social Media (Hacia una presencia plena: Una reflexión pastoral sobre la adhesión a las redes sociales) menciona los peligros de las cámaras de eco, la actividad de los bots y las burbujas de filtro (obtener únicamente contenidos que refuercen las creencias existentes). Si pasamos suficiente tiempo en ciertos espacios digitales, el contenido que nos refuerza e inflama puede llegar a rodearnos algorítmicamente como una jaula.

¿Los influencers también son responsables de distorsionar los contenidos que encontramos en las redes sociales?

Sí. En términos generales, los influencers son personas con un gran número de seguidores en sitios como Instagram, TikTok o YouTube que buscan monetizar la atención de los consumidores promocionando productos y marcas. Bajo las nuevas reglas de X, las cuentas con suficientes seguidores pueden ganar decenas de miles de dólares a través de ingresos publicitarios compartidos. No digo que estos procesos sean totalmente negativos. Sin embargo, sitúan en el centro del funcionamiento de la plataforma un espíritu orientado al consumo para atraer miradas a toda costa.

Muchos influencers Católicos pretenden compartir una vida Católica idealizada, cargada de imágenes generadas por inteligencia artificial de una vida familiar idílica o de conquista Cristiana. Cuentas muy conocidas en X e Instagram promueven mensajes como "Esto es lo que significa ser un verdadero padre, madre o seminarista Católico," o "Esta es la forma correcta de venerar."

Puede parecer inofensivo. Pero una vez que empiezas a hacer clic, el algoritmo de las redes sociales te alimentará cada vez con más contenido de este tipo, hasta el punto en que puedes empezar a pensar: "Oh, tal vez esa sea la verdadera forma de ser Católico. Estoy haciendo todo mal." Estas cuentas de influencers están suscitando cantidades masivas de vergüenza, ansiedad y crítica. La gente une sus identidades como Católicos a mundos falsos de perfección y exclusión que parecen muy reales. Esto descentra el viaje a través del rico tapiz de la comunidad Católica—su desordenada multiplicidad.

¿Creamos el problema nosotros mismos por el mero hecho de hacer clic en contenidos provocativos?

Para que quede claro, no soy un científico informático. Sin embargo, he examinado grandes cantidades de datos académicos que sostienen que los programadores y anunciantes saben qué ediciones estructurales algorítmicas alteran los niveles de liberación de dopamina, atrayendo aún más a los usuarios. Quieren mantenerte en la aplicación el mayor tiempo posible, aunque eso signifique alterarte y ponerte en contra de tu vecino. Recuerda: tú eres el producto que las aplicaciones quieren vender a los brokers de datos y anunciantes.

Al mismo tiempo, permítanme señalar que hay muchos profesionales atentos y serios que trabajan en espacios tecnológicos y que también están preocupados por las fuerzas digitales polarizadoras y adictivas. No quiero pintar un cuadro simplista de estos cientos de miles de individuos. Pero hay mucho para preocuparse.

¿Cómo podemos seguir utilizando los recursos en línea para nuestro propio desarrollo de la fe y discernimiento vocacional, pero evitando las distorsiones??

Podemos cultivar un enfoque del uso de Internet y las redes sociales como una práctica consciente y deliberada— en contraste con un reflejo muscular pasivo. Al utilizar las búsquedas y las redes sociales de forma reflexiva y moderada, podemos sacarles el mejor provecho. Antes de entrar en X o TikTok, pregúntate: ¿Qué me falta? ¿A quién o qué estoy buscando? ¿Cómo puedo utilizar mi tiempo en Internet de forma sensata? ¿Cómo puedo filtrar el ruido? ¿Quién podría ayudarme a entender lo que encuentro en Internet?

¿Qué puede ayudarnos a ser más conscientes y decididos?

Una forma es práctica: intenta mantenerte arraigado en una comunidad. Cuando surge algo en las noticias, recomiendo procesarlo con algún tipo de comunidad. Tal vez sea un grupo parroquial o un club de lectura en línea—esa comunidad puede adoptar muchas formas. Date la oportunidad de conversar—de intercambiar ideas con personas diferentes a ti. Debes evitar sentarte aislado con tus propios pensamientos, navegando por Internet sin cesar. Si todavía no tienes una comunidad con quien hablar— o si te pone nervioso ser vulnerable—¡no pasa nada! Es normal, y todos estamos juntos en este barco.

También es importante dedicar tiempo a prestar atención. A veces me resulta difícil. Alguien cuyo trabajo me ayuda es la difunta poeta Mary Oliver. Escribió maravillosamente sobre prestar y cultivar la atención. Fíjate en sus poemas sobre halcones, ríos o cambios de estación. ¿Cuántas veces nos perdemos esos momentos en medio de la frenética y constante actividad digital? Otra voz útil es la del fallecido escritor Católico Brian Doyle, quien se centró maravillosamente en las pequeñas cosas de la vida en sus escritos—observando la gente, las criaturas y las ideas en medio de nosotros.

Tenemos que asegurarnos de cultivar la práctica de la atención, porque Internet se mueve muchísimo más rápido que nuestras mentes activas. Nos oculta cosas y puede distorsionar nuestra perspectiva más rápido de lo que podemos darnos cuenta. Disminuir el ritmo y prestar atención es sacramental; puede ayudarnos a vislumbrar a Dios en medio del ajetreo y la cacofonía de la vida moderna.

Dominic Sanfilippo
Dominic Sanfilippo, actualmente director asociado del Centro de Relaciones de Género de la Universidad de Notre Dame, tiene un máster en estudios teológicos por la Universidad de Dayton. 

Traducción de Mónica Krebs.

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